martes, 28 de mayo de 2013

Esperar, meditar, ayunar


Hermann Hesse, escribió en 1950 el libro Siddhartha.
 
En un momento determinado, al personaje principal, Siddhartha, le preguntan ¿Qué sabes hacer?, y él contesta:
 
 
- Sé meditar, sé esperar y sé ayunar.
 
En la época en la que se desarrolla la novela, el interlocutor de Siddhartha tampoco ve la utilidad de estas habilidades. Sin embargo son esas habilidades, entre otras, las que llevarán al personaje a reencontrar su camino.
 
La recompensa diferida, el saber esperar al momento de actuar, no reaccionar de modo exagerado… saber esperar supone un ejercicio de control sobre las acciones y reacciones.
 
Los niños que son capaces de esperar ante un objeto de deseo (un dulce) a recibir el permiso para cogerlo, tienen mejores expectativas de futuro que los que quieren su recompensa de forma inmediata. Es un experimento clásico (el test de la golosina o Marshmallow) en el que se pone a niños pequeños delante de un dulce que les gusta, y se les advierte que no deben comérselo hasta que no se les permita, y que entonces obtendrán otro. Después se les deja solos.
 
 
 
 
Los niños que son capaces de aguantarse tienen una perspectiva de futuro mejor (en el experimento original hicieron un seguimiento a estos niños durante años para probarlo), porque serán capaces de esperar, es decir, porque tienen un mayor control sobre sí mismos, su expectativa de éxito es mayor.
 
No todos sabemos esperar, y nos lanzamos alocadamente antes de la cuenta hacia el premio, cuando podríamos haber obtenido uno mayor, de haber esperado lo suficiente. Justo lo suficiente.
 
Saber meditar también es importante. Siddhartha practicaba meditación en el sentido “oriental”, es decir, dejando la mente abstraerse, dejando fuera de todos los problemas o realidades, fijándola en algún objeto exterior o interior para meditar sobre él.
 
En el sentido “occidental”, meditar es pensar detenidamente sobre un asunto, para encontrar todos y cada uno de los aspectos de ese asunto, para encontrar cada posibilidad…
 
Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua, meditar es aplicar con profunda atención el pensamiento a la consideración de algo, o discurrir sobre los medios de conocerlo o conseguirlo. Es la definición occidental.
En cualquier caso se trata de centrar la atención, de concentrarse, sobre un objeto, pensamiento, asunto o sobre sí mismo.
 
Ser capaz de meditar, es también importante, porque significa que la persona también sabe esperar, en este caso a tener todos los datos o a actuar cuando sea oportuno, o en todo caso es capaz de relajar la mente alejando las preocupaciones durante el proceso de meditación.
 
Y ser capaz de ayunar significa ser capaz de privarse de objetos de deseo, de premios, de cosas necesarias, durante un tiempo. Es decir, ser capaz de controlarse.
 
Bien está ser capaz de esperar, de meditar y de ayunar. Son capacidades importantes, especialmente si las tomamos en sentido amplio, como capacidad de control sobre sí mismo.
 
En mi opinión, estas capacidades se complementan con la de ser capaz de actuar, de lanzarse a por las metas cuando sea el momento, o cuando se considere que es el momento.
 
Ser capaz de soñar y de perseguir los sueños.
 
Ser capaz de dejar volar la imaginación sin dejar de tener los pies en el suelo, y de imaginar mundos mejores a los que podemos llegar.
 
 Se trata de conseguir un equilibrio, nuestro equilibrio, entre el autocontrol y la capacidad de correr.
 
 
La foto es de un garaje de la calle Hortaleza, de Madrid. No hace falta ser tan radical, pero lo cierto es que si no luchas por tus sueños nunca sabrás si pudieron ser realidad.

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