Esta palabra está en el
Diccionario de la Real Academia, como acción y efecto de empoderar. Y empoderar
es hacer
poderoso o fuerte a un individuo o grupo social desfavorecido.
Es un concepto que cada vez
oigo más.
Se utiliza sobre todo en
relación al intento de conseguir que personas que viven en zona o entornos
desfavorecidos consigan gobernar su vida. También y especialmente se refiere a
mujeres que necesita tomar el mando de su vida, en zonas en las que ser mujer
es una desventaja en si misma.
Según la Wikipedia, El
Diccionario Panhispánico de Dudas define "empoderar" como
"conceder poder a un colectivo desfavorecido socio-económicamente para que
mediante su autogestión mejore sus condiciones de vida". Este añade:
"El verbo empoderar ya existía en español como variante desusada de
apoderar.”
Pero esta palabra ha dado el
salto hacia otros usos, cercanos al Coaching y a la Psicología. Empoderarse es
tomar el mando de nuestra vida, también en entornos en los que deberíamos estar
seguros.
Muchas personas dejan que
otros guíen sus acciones, prefieren ser ovejas dentro de su zona de confort, y
si acaso quejarse amargamente de lo más que les trata la vida.
Empoderarse es hacerse
responsable de lo que nos pasa, cambiar la visión del mundo como el lugar del
que todo procede hacia el lugar en el que vivimos, del que podemos obtener lo
que necesitemos y en el que vivimos según queremos.
Cada persona tiene y vive en
una situación distinta, y sin embargo en el transcurso de la vida pasamos por
situaciones parecidas.
Cuando dos personas se
encuentran ante una dificultad, uno puede pensar en lo malo que es el mundo
trayéndole problemas, y se acurrucará esperando a que las cosas se solucionen,
o alguien le dé la solución.
Otro puede encontrar en esa
situación un reto en lugar de un problema, un motivo por el que buscar recursos
dentro de sí mismo para superar ese obstáculo y convertirlo en un lugar de
aprendizaje, o un motivo para cambiar el camino que venía siguiendo por otra
más apetecible.
Podemos tomar el mando de
nuestra vida, empoderarnos, llenarnos del poder de decidir sobre nosotros y
sobre cómo queremos que nos afecten las desgracias una vez afrontada y aceptada
la emoción inicial. Podemos ocuparnos.
O podemos escondernos bajo las
etiquetas “no puedo”, “no sé”, “no me dejan”, “si tan solo tuviera…”, “si tan
solo supiera…”
No valen para avanzar,
solamente para resguardarnos de la responsabilidad.
Ahora tú decides.
¿Quieres avanzar, crecer, ser
dueño de tu vida ocupándote de ella?
¿O vas a quedarte mirando por
la ventana a que llegue tu salvación?
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