La semana pasada he estado
esquiando. Por eso no he incluido ninguna entrada en el Blog.
Hacía casi veinte años que no iba a
esquiar porque en el año 1992 me rompí una rodilla. Lo intenté tres años
después pero no fue bien, entonces tuve miedo.
Ahora he vuelto para superar ese
miedo, y lo he conseguido. Tuve la ayuda de varios profesores de
esquí que, con mucha paciencia, me reenseñaron a esquiar; y el apoyo de buenos amigos.
El resultado ha sido que me he probado que los miedos se pueden superar, incluso aquellos que parecen
arraigados en la mente, en los recuerdos. La caída en la que me rompí la
rodilla fue muy fuerte, y aún la recuerdo de modo especialmente vívido. Sin
embargo he podido esquiar cuento he querido, con los límites de mi forma física
solamente.
Durante los días que he estado en
la montaña he visto a personas de muy diverso tipo. Niños que no tienen miedo y
aprenden muy rápidamente. Personas que se caían y se levantaban para continuar.
Otros se quedaban tumbados y desistían, al menos momentáneamente.
He visto a un hombre sin piernas, esquiar
en una silla especial, y levantarse después de haberse caído.
He visto a una pequeña sin movilidad en los brazos, esquiar, subirse en los remontes de la estación de
esquí y reírse mientras lo hacía.
He conocido a personas que han
superado lesiones gravísimas, y que han continuado haciendo los deportes que
más les gustaban.
Y todo esto me ha llevado a
preguntarme ¿por qué algunas personas son capaces de levantarse y otras
no? ¿cuál es la diferencia?
Cuando conocemos a alguien capaz de
seguir adelante a pesar de las dificultades con las que se ha encontrado, podemos
aprender algunas lecciones: que la vida y los demás nos ofrecen
oportunidades de aprender, que podemos superar cualquier adversidad.
La única diferencia entre unas
personas y otras es que las que se levantan QUIEREN hacerlo, mientras que las
que se quedan tumbadas, postradas, esperan a alguien que les ayude a levantarse o que les escuche sus penas.
Quejarse es inútil en si mismo.
Gasta energía y no ayuda a continuar. Y si una persona se queja demasiado será
rechazado por quienes le rodean, si no hace nada por superar su situación.
Las personas que afrontan las
dificultades como algo superable, cualquiera que sea la dificultad, son
personas optimistas, con ganas de vivir, de aprender.
Siempre encontraremos a alguien en
peor situación que nosotros, pero como dice una canción (no recuerdo el
nombre): es triste que el único consuelo sea que todo podría ser peor, ese es el
momento de cambiar.
Y siempre se puede cambiar, siempre
se puede levantar la vista y comenzar a andar de nuevo, descubrir cosas nuevas,
actividades nuevas, amistades nuevas.
Superarse no es volver a estar como antes, es mejorar, es encontrar nuevos caminos, es aprender de lo que nos hizo daño, es mirar de frente a la vida.
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