En entradas pasadas vimos que para alcanzar un objetivo era en
primer lugar necesario tomar una decisión. (En algunas palabras podéis ver un enlace para que sea más fácil enlazar, por ejemlo en la palabra entradas del principio de este párrafo podéis enlazar con todas las entradas dedicadas a la planificación, incluida ésta).
Las decisiones pueden ser racionales, aunque a veces no lo sean. En las
metas vitales, en aquello que queramos alcanzar, las decisiones deben ser
racionales, meditadas.
Hay que responder a una serie de preguntas: qué quiero, por qué lo quiero, a qué tengo que renunciar para
alcanzar mi objetivo, qué obstáculos existen, cómo voy a lograrlo.
Una forma de tomar una decisión en cuanto al objetivo es poner en una
columna aquello que me resultará positivo (es decir los beneficios, incluyendo
aquí los beneficios emocionales como por ejemplo sentirse bien) y puntuarlos, y
en otra columna aquello que me implicará un coste (económico, de tiempo, de
relación con los demás, de esfuerzo) y puntuarlos.
Seguro que este método lo habíais oído antes. El mayor efecto que produce
es que al escribir las ideas tenemos que dedicarlas un tiempo mayor de
reflexión, tenemos que verbalizarlas, y por otro lado verlas escritas las hace
más claras, y a veces las resta emociones.
Después, recordemos, es conveniente controlar el tiempo,
organizarlo.
Y por fin llega el momento de planificar, de organizar, y de empezar a andar..
En general, intento cumplir lo que prometo. Y me quedaba por proporcionaros
una herramienta de planificación. La que yo uso, por ejemplo.
La podéis encontrar aquí: Herramienta de planificación
Vamos a repasarla. En primer lugar hay una tabla de objetivos vitales.
En la columna de la izquierda están las grandes áreas vitales. Las que se
tienen como las más importantes, que no tienen por qué ser las vuestras. La
segunda de las columnas dice: calificación, es decir, en qué situación se
encuentra. La puntuación se suele poner de 0 a diez, pero puede ser de 0 a cien
si os gusta más.
En la tercera columna, VISIÓN, hay
que anotar cómo queremos que sea la vida en esa área. Cuál es nuestro ideal, el
máximo al que queremos aspirar.
En la siguiente columna, OBJETIVOS,
hay que escribir las metas materiales que queremos alcanzar dentro de esa área
vital.
En la siguiente columna se irán
escribiendo los conocimientos y habilidades que necesitaré para alcanzar cada
uno de los objetivos que me he marcado.
Y en las dos últimas columnas
anotaremos las acciones concretas que necesitamos realizar.
Por ejemplo. En el Área de SALUD, mi
visión es estar sano, sentirme bien, activo; levantarme por la mañana y
respirar tranquilo.
Los objetivos son mantenerme en un
peso razonable (unos 83 – 84 kilos, aunque las tablas de salud digan que para
mi altura el peso ideal es 79 kilos) y tener una seguridad razonable de que mi
salud está bien.
Los conocimientos que necesito son
cómo hacer dietas saludables, qué deportes puedo hacer acordes con mi edad y
condición física, para el objetivo del peso; y a qué médicos debo visitar para
que me hagan los chequeos médicos necesarios para conocer mi estado de salud
real.
Las acciones son iniciar y mantener
la dieta adecuada, quizá con la guía de un nutricionista (o mejor aún con la
guía del libro ¡Soy más lista que el hambre! de mi amiga Eva Navarro), actividad que iniciaré en enero,
después del fin del mundo si es que no me hace falta la grasa que
laboriosamente he acumulado para superar tan alarmante trance. Después de todo
no me sobran nada más que cinco o seis kilos.
También iniciar el deporte que mejor
me vaya, mantener un número adecuado de sesiones semanales y divertirme
practicándolo. Como os he contado en otra ocasión, camino poco más de una hora
casi todos los días.
En tercer lugar acudir a las
revisiones médicas pautadas, y hacerme análisis de sangre a pesar de mi
aversión a las agujas, y a otras pruebas que me he de hacer dada mi edad, sexo
y condición.
Pasemos a la segunda tabla, La tabla
de planificación.
Es una herramienta, algo que cada uno
puede cambiar según sus necesidades.
Si os fijáis, la tabla se hace para
cada subobjetivo dentro del objetivo general. Por ejemplo en el caso de antes,
si el objetivo era sentirme físicamente bien, los subobjetivos eran hacer dieta
y hacer ejercicio.
Cada uno de esos subobjetivos se
puede descomponer en tareas o necesidades, como elaborar menús semanales para
la dieta o adquirir material para el deporte elegido, o aprender a ejecutar
mejor ese deporte. Si lo requiere la tarea, anotaremos los conocimientos
necesarios para llevarla a cabo, y si los tenemos ya o no.
Por último pondremos plazos de
acción. Si son acciones periódicas las descompondremos en etapas de avance si
es necesario y marcaremos plazos para alcanzar cada una de las pequeñas metas
marcadas.
Y, ¿la última columna? Puede ser para
muchas cosas. Yo la utilizo par anotar si las acciones son o no continuas, si
son importantes, o las recompensas que me daré para cada meta alcanzada.
La última tabla es la tabla de
plazos, una tabla inversa respecto de la anterior, en la que se van anotando
las tareas que hay que ir realizando en cada momento. La vida no es un tren en
el que los vagones vayan siempre uno detrás de otro, es más bien una autopista
de seis carriles en laque pueden circular muchos coches a la vez. Podemos hacer
muchas tareas a la vez, como hacer dieta, y deporte, y análisis de sangre y
todas esas cosas que nos hemos marcado.
La próxima semana hablaremos del cómo
afrontar decisiones y retos, concretamente hablaré de
desde dónde hay que iniciar el camino, de cuál es el primer cambio que hay que
realizar (desde el interior).
Un post muy interesante. Me gusta la mecla que es... Veo ecología de vida, un poquitin de dafo y extrapolado al tema laboral un plan de empresa llevado a lo personal.
ResponderEliminarGracias Lyly por tu comentario.
EliminarEs exactamente lo que dices, después de todo la vida es nuestra mayor empresa.