Se
llama resiliencia a la capacidad del ser humano para sobreponerse y superar
situaciones adversas y periodos de dolor, fundamentalmente dolor emocional.
Hay
muchas más definiciones, las podéis encontrar en la Wikipedia, bajo el epígrafe
“resiliencia – Psicología”
Lo
importante es que algunas personas son capaces de superar esas situaciones
adversas y salir fortalecidas.
¿Qué
tienen de distinto esas personas de las que se vienen abajo ante las
dificultades y no son capaces de sobreponerse?
¿Qué
capacidades, habilidades o conocimientos poseen?
Y
lo que es aún más importante ¿Se puede aprender?
Comenzando
por esta última pregunta, la respuesta es SÍ, se puede aprender y mejorar. De
hecho, en el mercado hay un montón de libros y métodos para ello; he visto
hasta un libro que se llama “Resiliencia en 30 minutos”.
También
la Asociación Americana de Psicología (APA – American Psychological Association),
tiene en su página Web, (click aquí ) una “guía” cuyo “propósito es ayudar a
tomar su propio camino hacia la resiliencia” y que proporciona una muy interesante
información, no sólo sobre qué es la resiliencia, sino qué factores personales
ayudan a desarrollarla y como construirla.
Como
he dicho antes, la resiliencia se puede aprender y mejorar, y tanto los adultos
como los niños y los adolescentes. A estos últimos podemos ayudarles en este
camino:
1. Explicando que es
importante hacer planes realistas, desafiantes, pero posibles. Y además seguirlos.
2. Podemos influir en
que tengan una visión positiva de sí mismos, informándoles de sus fortalezas, y
advirtiéndoles de sus debilidades.
3. Podemos mejorar sus
capacidades de comunicación (y las nuestras) hablando con ellos, pero sobre
todo escuchando lo que tengan que decir. Lo que tal vez para nosotros como
adultos sea poco importante, para ellos puede ser “vital”.
4. Ayudarles a mejorar
en su capacidad de solucionar problemas, por ejemplo no resolviendo
todos los que tengan, dejando que choquen con la realidad y se confundan.
5. También apoyándoles
en el momento en que tengan sentimientos encontrados o sufran emociones fuertes.
Y ayudándoles a controlar impulsos racionalizando la situación.
En
la misma página Web de antes, la APA ofrece para los adolescentes consejos para
desarrollar la resiliencia (click aquí).
Quiero
destacar algunos de esos consejos, que me parecen muy interesantes:
1. “Reúnete”,
que va unido a “exprésate” y a “ayuda a otros”. Tres consejos que tienen que
ver con los demás, con el hecho de que somos seres sociales, con esa necesidad
de “estar en el mundo con los demás”, de comunicarnos, de relacionarnos.
2. “Crea una zona de
tranquilidad” y “desconéctate”, relacionados con la necesidad de calma y
relajación que acompaña a los tiempos modernos.
3. “Pon las cosas en
perspectiva”, y esto es importante, porque nada es siempre igual, las cosas
cambian y se olvidan. Los malos momentos pasarán, y si quieres los buenos
recuerdos persistirán.
Por
último, una cuestión importante que recuerda la APA:
“Puedes aprender la
resiliencia. Sin embargo, el solo hecho de aprenderla no significa que no te
sentirás estresado ni ansioso. Puede haber momentos en los que no estés feliz,
y eso está bien. La resiliencia es un camino y cada persona se tomará su propio
tiempo para recorrerlo. Puedes beneficiarte con algunos de los consejos
anteriores para desarrollar la resiliencia, mientras que algunos de tus amigos
pueden beneficiarse con otros. La resiliencia que aprendes durante muy malos
momentos te será útil incluso una vez que éstos hayan terminado y es bueno
contar con esta capacidad en todo momento. La resiliencia puede ayudarte a ser
una de esas personas que salen a flote o tienen capacidad de recuperación.”