Hoy quiero hablaros de un libro. Tiene un título peculiar: “Tranquilos y atentos como
una rana”, de Eline Snel.
Es
un libro que trata de meditación y mindfulness para niños. Busca proporcionar a
los niños (y a sus padres) herramientas para mejorar la concentración, la
atención y la capacidad de calmarse.
Dice
la autora que mindfulness no es otra cosa que estar conscientemente presente,
sin juzgar, ignorar las cosas o dejarse arrastrar por ellas.
Es
un libro muy recomendable para todos aquellos que tenemos niños. Es bueno para
ayudarles a mejorar su concentración, y para que sean capaces de meditar. Viene
con un CD en el que hay varios sencillos ejercicios para que los niños aprendan
a meditar, a concentrarse, a parar y a dormir tranquilos.
Aunque
las edades recomendadas son de 5 a 12 años, creo que tanto los ejercicios como el
texto son útiles para todos.
Pensando
en cómo la meditación, y las técnicas de relajación, ayudan a mejorar la
concentración, la capacidad de atención y la capacidad de calmarse, quiero proponeros
algunos ejercicios sencillos para controlar los nervios, a la vez que mejoramos
la capacidad de concentración en el momento presente.
El
primero es la meditación, tal y como se indica en el libro, alejándonos de
interpretaciones transcendentales que no son objeto de este blog. Como ejemplo
de meditación sencilla podéis ver el vídeo:
también
en la página de Facebook del Gabinete,
Otro
medio de conseguir detener el curso acelerado de los pensamientos, para
centrarse en el ahora, es repetir un mantra, un sonido o una frase en la que
centrarse durante unos instantes.
Un
tercer medio es poner el foco en la respiración. Respirar es un acto
inconsciente, para el que no necesitamos pensar o dedicarle atención. Sin
embargo cuando centramos la atención en cómo respiramos, podemos dejar fuera el
resto de pensamientos.
Por
último un sistema sencillo y rápido es la “ceremonia del aquí y ahora”, que
simplemente consiste en centrarse en sentir el momento presente.
Para
ello primero siéntate en una postura cómoda, cierra los ojos y respira un par
de veces, profundamente, dejando salir el aire poco a poco, de modo que el
tiempo de espiración sea mayor que el de inspiración.
Ahora
céntrate en el sentido del olfato, durante un instante dedícate a oler, a sentir
los olores del lugar en el que te encuentres. Simplemente siente, no juzgues,
ni siquiera se trata de descubrir nada, simplemente oler.
Ahora
céntrate en el sentido del oído, de igual modo que antes escucha los sonidos,
sin tratar de descubrir ni de dónde vienen, ni qué los produce. Simplemente
escucha.
Pasa
tus manos por el asiento, por el suelo, por donde sea que alcances, sintiendo
la textura de las superficies que tocas, sintiendo el tacto de la ropa que
llevas, sintiendo el viento si existe, sintiendo el aire que te rodea.
Por
último abre los ojos, mira a tu alrededor, fíjate en los colores, en los
objetos, en cuanto te rodea aquí y ahora.
Eso
es todo, durante un momento has detenido tus pensamientos, el ritmo de las
preocupaciones. Durante todo el tiempo que necesites, puedes quedarte aquí,
centrado en el presente.