martes, 30 de septiembre de 2014

Capacidad de elección


En la última entrada, hablé de la violencia de géneroentre adolescentes, y de su cada vez mayor presencia entre nuestros jóvenes.
 
En una sesión de Coaching con J., hablando sobre ese tema dentro de una relación incipiente de pareja, me decía:
 
- No puedo hacer otra cosa, no tengo elección.
 
Nada más lejos de la realidad. Siempre se tiene elección, siempre podemos decidir que hacer. Lo que sucede en nuestro interior es que preferimos la comodidad, la zona de confort del “no puedo salir de aquí”. 
 
- ¿Seguro que no tienes elección? - Le pregunté - ¿No existe otra opción posible? ¿No hay otra situación en la que te gustaría encontrarte?
 
J. era adolescente en aquel momento, y le resultó difícil asimilar lo que le decía. Desde la perspectiva absolutista de los adolescentes, en muchas ocasiones se trata de un todo o nada, de posible o imposible.
 
Pero repito, siempre se puede elegir, incluso en situaciones de aparente obligación. El asunto es si quieres cambiar, es decir, si tu elección es cambiar y salir de tu zona de confort, asumiendo así la incomodidad o los retos que derivan de tu decisión.
 
El asunto es que valoras más a la hora de tomar una decisión, es decir, para qué te mantienes en la misma situación.
 
La actuación de cada persona es propia suya, y nadie puede robarle su libertad interior, aunque ciertamente, la seguridad es un factor de elección.
 
En el libro “El hombre en busca de sentido”, su autor, Viktor Frankl, aborda esta cuestión desde una óptica especial, la de un prisionero en un campo de concentración. Teniendo en cuenta que el libro de basa en sus experiencias allí, sus reflexiones acerca de la capacidad de elección, y de la libertad individual, tienen una gran relevancia.
 
Incluso en esa situación, en las condiciones de vida en las que se vio sumergido, mantuvo la convicción de que podía elegir.
 
Una de sus reflexiones es la necesidad de tener metas, objetivos vitales (que pueden ser cambiantes). Y así, dice:
 
“Lo que el hombre no necesita es vivir sin tensiones, sino esforzarse y luchar por una meta que le merezca la pena.”
 
Si te encuentras dentro de una relación en la que la otra parte quiere imponer su orden, sus ideas, sus decisiones; en la que la otra parte te menosprecia, y te agrede psicológicamente, aunque sea sutilmente, o con “bromas”; tú puedes elegir salir de la relación, cambiar. Es especialmente importante detectar las señales que emite una persona que quiere controlar al otro.
 
Recuerda que tú puedes cambiar: de lugar, de pareja, de pensamiento.
 
Tu zona de control es tu propia persona. Pero no puedes obligar a nadie a cambiar. Los demás solo cambiarán si quieren, y cuando alguien quiere dominar a su pareja, solamente lo consigue su pareja lo permite.
 
Con la violencia de género, sal antes de entrar.
 
Recuerda el número de atención a la violencia de género 016.
 

lunes, 15 de septiembre de 2014

Adolescentes, violencia de género y Coaching

En mi trabajo con adolescentes, tanto en procesos de Coaching como en otro tipo de intervenciones, he comprobado que se ha extendido una  creciente aceptación de la violencia de género entre los jóvenes.

En el caso de las chicas esa aceptación les lleva a consentir primero que sus parejas tomen el control de sus vidas, y después agresiones físicas o psicológicas por parte de sus parejas.

Podríamos definir violencia de género como aquella ejercida contra cualquier persona, basada en el género de la víctima, habitualmente por un varón hacia una mujer.

No asunto aquí de discusión si debería considerarse también violencia de género la ejercida por una mujer hacia un varón, o la ejercida dentro de parejas homosexuales, lo que sigue sirve también en esos casos.

En este ámbito, cuando hablamos de violencia, incluimos tanto la física, en cualquier grado, como la psicológica, más sutil, pero de efectos igualmente devastadores, puesto que supone en ocasiones la pérdida de control de la persona sobre su vida, la pérdida de autoestima, la aceptación de esa violencia como algo legítimo, llegando la víctima a autoinculparse de la violencia que sufre.

Llegados a esa situación, en necesaria la intervención de psicólogos clínicos o psiquiatras, después de la propia de los actores sociales para apartar al agresor de la víctima, y proveerla de seguridad.

Antes de eso, también podemos intervenir, desde el Coaching, especialmente en adolescentes en la prevención de la violencia de género. Y la intervención puede ser tanto para chicas, como para chicos, si nos centramos en la violencia de género entendida desde el varón hacia la mujer, aunque también vale para cualquier persona, dentro de su relación de pareja.

¿Cómo actuamos?

En primer lugar es necesario “darse cuenta”, ser conscientes de la relación en la que se está entrando.

En la Comunidad de Madrid, han elaborado un programa llamado “No te Cortes” (pincha aquí para verlo) cuyo objetivo es dotar a las chicas de herramientas para detectar situaciones de violencia de género en sus inicios y actuar en consecuencia.

En este programa tienen instrumentos para averiguar si te encuentras dentro de una relación de control o de violencia. También los varones pueden comprobar si se están convirtiendo en controladores.

El objetivo de un proceso de este tipo es generar conciencia en cada persona de lo que la violencia de género supone, de los efectos negativos que genera en quién la sufre y en quién la ejerce.

También permite mejorar las habilidades sociales de los adolescentes, especialmente en su comunicación con los demás.

Objetivos concretos con los chicos son fomentar la empatía y el rechazo de la violencia comenzando por la comunicación, enseñar y fomentar la Comunicación no Violenta como forma principal de relación con los demás y en especial con sus parejas y demostrar que una alta autoestima no conlleva una actitud violenta. Ser conscientes de lo que hacen y para qué lo hacen en definitiva.

Con las chicas, además de los objetivos anteriores, debe centrarse el proceso en ayudarles a tomar el control de su vida, para que la dirijan por sí mismas, en “empoderarlas”.

El foco estará en localizar sus recursos, sus puntos fuertes y sus áreas de mejora, en que tomen conciencia de sí mismas, se quién quieren llegar a ser.

También en mostrar las primeras señales de violencia o de búsqueda de control de sus parejas, para que sean capaces de alejarse de quien pueda ejercer violencia sobre ellas.

Desde la visión del Coaching cada persona, dentro de su edad, es completa y capaz, por lo que puede encontrar dentro de sí las razones para al cambio de actitud, también respecto de la violencia de género. Por eso esta intervención es posible tanto en el marco de las instituciones educativas (colegios o institutos) como de forma personal con cada adolescente.

Desde la Psicología, complementariamente, podemos mostrar medios de afrontamiento, habilidades sociales, técnicas de solución de problemas y de reestructuración cognitiva, técnicas de relajación y todas aquellas que cada adolescente requiera es especial. 

Podéis encontrar más información en  www.gabinetesumar.com